Marta Pichardo

Bruxismo: mucho más que rechinar los dientes

¿Rechinas los dientes al dormir?

¿Conoces a alguien que lo haga?

El bruxismo, a pesar de ser algo muy común, porque afecta a una parte muy importante de la población, suele ser un gran desconocido en realidad.

Porque es mucho más que un problema dental: es una señal que te envía tu cuerpo para decirte que algo necesita atención, que hay tensiones internas, emociones no gestionadas o demasiado estrés acumulado.

En este post vamos a adentrarnos en él.

El objetivo es que puedas identificar qué te pasa y sepas qué hacer para solucionarlo.

¿Qué es el bruxismo?

El bruxismo es un hábito involuntario que ocurre cuando al apretar de más los músculos de la boca, tu mandíbula recibe una presión extra que puede incluso llegar a ser dolorosa.

Puedes tener bruxismo diurno, que ocurre mientras estás despierto y, aunque no se hace de manera consciente, sí puedes darte cuenta de que estás apretando la mandíbula. Esto coincide con momentos de estrés, concentración o tensión.

Por otro lado, el bruxismo nocturno sucede mientras dormimos. Y por eso es más difícil detectarlo y controlarlo, ya que cuando pasa no podemos ser conscientes de ello.

Ocurra cuando ocurra, los síntomas del bruxismo son siempre los mismos, dolor; rigidez mandibular; dientes desgastados, astillados o fracturados; dolores de cabeza al despertar (por la presión), tensión en cuello, hombros y zona craneal y ruidos de rechinamiento (esto lo suelen notar más terceras personas).

La cara oculta del bruxismo: emociones no expresadas

Detrás del bruxismo no sólo hay estrés o ansiedad, sino emociones profundas que no han sido expresadas: ira, frustración, bloqueo emocional

Desde un enfoque evolutivo, el ser humano también gruñe, aprieta la mandíbula o enseña los dientes como forma primitiva de defensa. Muchas veces, esa tensión que no soltamos verbalmente se canaliza por la noche a través del cuerpo, en especial en la mandíbula.

Porque nuestro cerebro se ha ido desarrollando a medida que hemos evolucionado.

Tenemos tres tipos de cerebro. El más primitivo o cerebro reptiliano es el impulsivo, reacciona cuando algo te ofende y no suele ser de una manera muy controlada. El segundo es el cerebro límbico, encargado de toda la parte emocional, de la memoria y de la conducta. El tercero, el cerebro racional o neocórtex, es el más evolucionado de los tres y es el que hace que no reacciones con ira y enfado, sobre todo porque lo has condicionado para que no lo haga. 

Cuando no expresas lo que te ocurre,  esa parte del Sistema Nervioso Central más antigua hace que tenses tu cuerpo como he explicado antes, apretando, gruñendo. Puede incluso aumentar la tensión en tus pies o en tus manos.

Defendiéndote pero sin hacerlo, porque tu reacción primitiva sería dar un bocado, en lugar de hablar. Como un animal, un lobo, que antes de atacar a su presa, enseña los dientes, gruñe, avisando de que va a atacar con su boca.

Y es que el hombre primitivo no se defendía con los puños, sino que usaba más la boca y la mandíbula porque todavía no había desarrollado el uso coordinado de los puños, ni una postura completamente erguida, ni la estructura de la mano necesaria. Esto ocurriría más tarde, cuando ya caminaba erguido. Tenía mandíbulas poderosas y grandes caninos que usaba para morder, mostrar agresión o defenderse.

Por eso el primer reflejo cuando hay tensión o cuando estamos en alerta es apretar los dientes, y al no expresarla, acumulas ahí la rabia.

Las personas más propensas al bruxismo son las que tienden a evitar el conflicto, las que no expresan lo que sienten o que se «tragan» sus emociones. A las que les cuesta mucho expresar emociones, prefieren callar antes que dar ese grito que están necesitando y se muerden la lengua apretando la mandíbula. Además de ocurrir con bruxismo, esta retención puede manifestarse en otros gestos como apretar puños, tensionar hombros o pisar con fuerza.

Causas del bruxismo

¿Por qué ocurre en los dientes?

El hecho de que toda esa tensión se acumule en esta zona del cuerpo tiene una explicación.

Los ejes de estrés se activan cuando nos enfrentarnos a una amenaza, y éstas siempre han sido causa de lucha o de huida. En ese momento el cuerpo prioriza llevar la energía a los músculos y activarlos para correr o luchar. Cuando no lo hacemos, porque hoy en día las amenazas que tenemos no son físicas (hipotecas, trabajos, conflictos con seres queridos…), toda esa tensión que hemos producido se queda en el músculo.

Por su cercanía al sistema nervioso central, esa tensión no desfogada suele quedarse en la zona del cuello. De ahí que la tensión suela verse traducida en contracturas en cuello, hombros y trapecios o en cefaleas tensionales.

Y cómo no, en bruxismo.

¿Todo el mundo que tiene estrés o tensión tiene que traducirlo en bruxismo? No, claro que no, puedes tener mucha tensión y no sentirte identificado con esto que escribo. Cuando se activan los ejes de estrés, las consecuencias son diferentes para cada persona, cada uno tiene su propia debilidad y el síntoma aparecerá donde la tenga.

Pero hay algo común a todas las personas con bruxismo. Y es esa dificultad para gestionar, expresar y comunicar emociones.

¿Lo puede causar algún otro factor? Claro, hay otros motivos que pueden contribuir a su aparición, incluso puede deberse a la coexistencia de varios de ellos.

En un grupo que podríamos llamar las de origen emocional o psicológico, las más frecuentes serían, para empezar, el estrés, la ansiedad, el control excesivo y la autoexigencia que hacen que aprietes los dientes de forma inconsciente.

Esa rabia reprimida y la frustración no expresada de la que te he hablado antes son también parte de las grandes causas del bruxismo y esa dificultad para poner límites o decir lo que se piensa cuando no va a ser agradable para el otro.

Entre las causas físicas del bruxismo, podemos encontrar la apnea del sueño, el insomnio y otros problemas y trastornos del sueño. También están muy vinculados al bruxismo nocturno, una mala alineación dental o problemas con la mordida.

Otro origen con el que se puede asociar es con una tensión muscular globlal generada por posturas inadecuadas.

Y por último, es importante saber que el estilo de vida, un consumo excesivo de cafeína, alcohol, tabaco, drogas o incluso algunos medicamentos, pueden aumentar este problema o la posibilidad de que lo llegues a tener.

Síntomas del bruxismo

Detectar el bruxismo es muy fácil, porque sus síntomas son muy claros y suelen dejar poco lugar a dudas.

Cuando tienes bruxismo, lo primero que notas es tensión en los músculos faciales, fruto de haber apretado los dientes. Suele ir acompañado de rigidez y dificultad para abrir o cerrar la boca completamente, hasta pasado un rato de haberte despertado.

Puede ser normal que te duelan la cabeza o la mandíbula.

Por supuesto, el rechinamiento es el más evidente, pero esto lo suele notar la persona que duerme contigo.

Un poco más a largo plazo puedes ir viendo cómo tus dientes se desgastan, se astillan o incluso se rompen.

Y como el miedo y la rabia contenidas que causan el bruxismo activan el Sistema Nervioso Simpático, es importante decir que incluso puede llegar a producir periodontitis. Porque esta activación a nivel de la boca puede cambiar la barrera de la mucosa oral, favoreciendo la aparición de problemas como éste.

En todos los casos, es importante que trates el bruxismo, para que tu calidad de vida no se vea afectada.

Qué pasa si no lo tratas o corriges

No tratar el bruxismo a tiempo puede tener consecuencias. Algunos ejemplos serían:

  • Desgaste excesivo de los dientes, que puede llegar a requerir una reconstrucción dental.
  • Debido a esto, también se desgasta el esmalte y aumenta la sensibilidad dental.
  • Los trastornos temporomandibulares (TTM) provocan dolor crónico en la mandíbula.
  • Cuando tienes bruxismo de forma prolongada en el tiempo, aparecen dificultades para dormir, como insomnio o interrupciones del sueño, y esto puede pasarle tanto a la persona afectada como a quienes la rodean.
  • Además de los dolores musculares cráneo-cervicales, el bruxismo tendrá, si está causado por un estrés crónico, un impacto negativo en tu sistema inmune.

Tratamientos y herramientas para corregir el bruxismo

El bruxismo se ha tratado siempre, desde la odontología, con férulas de descarga que protegían los dientes durante la noche (o durante el día en algunos casos). Pero es importante saber que esto sólo protege al diente y evita que no te desgaste la dentadura, que puede estar bien, pero no corrige la causa de la presión, siendo un arma de doble filo, porque puede hacer que incluso aprietes más al tenerla puesta.

Al margen de estos tratamientos, lo que debes hacer es abordar la causa.

¿La causa de tu bruxismo es la rabia o el enfado no expresado?

Cuando te está pasando esto por no saber decir algo, lo que te aconsejo es que aprendas a hablar de forma asertiva.

No te calles las cosas en el trabajo, en casa, ni con tus amistades. A todos nos dicen cosas que no nos gustan o que no nos van a sentar bien, y solemos callarlas por miedo a ser rechazados por decir algo no agradable o a incomodar.

Lo importante aquí es aprender a decirlas desde el respeto, tratando de evitar pegar ese grito o cruzar alguna barrera, pero aunque no guste lo que vas a decir, callarte no es la mejor solución, porque esa emoción de ira, enfado o malestar se va a quedar acumulada, como ahora ya sabes.

¿La persona ya no está físicamente? Esto puede ocurrir porque ya no forma parte de nuestra vida o hay algún impedimento para poder resolverlo como acabo de recomendarte, porque es tu jefe o es alguien a quien ya no puedes dirigirte. O tienes una emoción de alguna experiencia vivida que ha sido muy impactante para ti y no quieres volver a meter a esa persona en tu vida. 

Pero necesitas expresarlo.

Y para eso, existen otras opciones, como pueden ser acciones que te ayuden a soltar toda esta energía guardada y acumulada: morder una toalla fuerte, pegar puñetazos a una almohada o un almohadón que pongas encima de la cama, taparte la boca con un cojín (o no) y gritar muy fuerte, tirar con muchas ganas una pelota blandita contra una pared… También apuntarte a alguna actividad como el kickboxing, por ejemplo. Cualquiera de ellas te va a venir genial.

¿Cuándo te recomiendo que lo hagas? Lo ideal es que sea cuando sientas la emoción o justo después de que ocurra. Si discutes con alguien, al volver a casa, si notas esa sensación de rabia, lanza esa pelota contra la pared, muerde esa toalla… Busca ese rato para poder vivir tu enfado.

Es decir, trata de hacer esos gestos o acciones que descargan energía acumulada, rabia o enfado guardados y que están creando tensión y activando los ejes de estrés del Sistema Nervioso Simpático que han provocado que toda esa energía vaya a los músculos de la cara y mandíbula.

Como esa tensión es también una respuesta de activación de los ejes de estrés, también te va a venir muy bien para tratar tu bruxismo tener una buena rutina de relajación antes de dormir. Te dejo esta lista con mis preferidas:

  • Haz ejercicios para aliviar la tensión, estiramientos suaves para relajar mandíbula, cuello y hombros
  • Una meditación cortita
  • Escucha alguna lista de reproducción de ritmos binaurales, como ésta. Los ritmos theta son uno de los más estudiados para inducir un estado de relajación y activación parasimpática. Es necesario escucharlos con auriculares, ya que en cada oído se va a producir una frecuencia distinta
  • Cantar un poco por la noche antes de dormir
  • Utiliza aceites esenciales como lavanda o salvia
  • Mantén una buena higiene del sueño: date una ducha antes, que la habitación esté tranquila, luz tenue naranja o roja, las pantallas fuera de la habitación, evita los olores artificiales de los ambientadores de spray, automáticos…
  • Duerme en un ambiente relajado

Todo eso te va a ayudar a entrar en modo parasimpático, activando tu nervio vago, tal y como te conté en este post.

El apoyo social es fundamental para poder gestionar toda la tensión. ¿A qué me refiero con esto? A una tribu, a amigas y amigos, gente de confianza con la que te sientas en lugar seguro y donde puedas expresar todo lo que te preocupa, te frustra o te enfada. Su presencia y su apoyo te ayudarán a regular tu Sistema Nervioso.

Después de leer este bloque, elige lo que más fácil te resulte y ve incorporando pequeños cambios en tu día a día.

El cuerpo necesita soltar esa energía acumulada de rabia o frustración. Si no la sueltas, se queda bloqueada… y se manifiesta apretando los dientes.

¿Se puede prevenir el bruxismo?

Aunque no siempre es posible prevenir el bruxismo, adoptar hábitos saludables puede reducir su impacto:

Mantén una buena higiene del sueño, asegurándote de dormir lo suficiente y en un ambiente relajado.

Practica ejercicios para aliviar la tensión, como estiramientos de la mandíbula o masajes faciales.

Busca maneras de gestionar el estrés, como actividades físicas o terapias cognitivas.

Haz actividades que te conecten contigo y te ayuden a descargar tensión.

Prueba algo que te ayude a equilibrarte, como el yoga, la meditación o la terapia psicológica.

Revisa tu estilo de vida y si es necesario, haz algunos cambios en tu alimentación, en tus hábitos y en tu actividad física.

Otra cosa que puedes hacer para prevenir el bruxismo es practicar esta lista de ejercicios que te van a ayudar poco a poco en la identificación y la expresión de estas emociones. Son el principio de un camino hacia tu dominio de la gestión del estrés y la ira.

Ejercicios para prevenir el bruxismo

Ejercicio 1: Puede ayudarte a identificar cuál es la emoción que más tensión te provoca

  • Observa durante el día tres tensiones corporales relacionadas con una emoción o con un hecho.
  • Elige la más intensa y observa cómo y cuándo aparece.
  • Describe dónde la sientes en tu cuerpo y qué sensaciones físicas te genera.

Ejercicio 2: Aprende a expresar aquello que te frustra.

  • Habla con alguien de confianza sobre eso que sientes.
  • Observa cómo se tensa tu cuerpo mientras lo cuentas y se alivia tras expresarlo.

Ejercicio 3: Identifica una emoción de calma para volver a ella.

  • En un momento de emoción neutra (estás en calma, nada te altera), busca una sensación en el cuerpo que te produzca mucha calma, una sensación de estar en casa, de hogar.
  • Intégrala bien para que cuando ocurran esas tensiones en el día a día, puedas volver a esa emoción de calma y hogar.

Ejercicio 4: La respiración consciente como herramienta de relajación y reducción de la tensión muscular

  • Practica respiraciones lentas y profundas.
  • Inhala contando hasta 4, retén el aire 4 segundos y exhala contando hasta 6
  • Repite durante 5 minutos

Escucharte es la mejor prevención del bruxismo

El bruxismo no es sólo una cuestión relacionada con tus dientes.

Es tu cuerpo avisándote. Pidiéndote que gestiones algo que está ocurriendo dentro.

Que te escuches, te mires, te transformes.

Tratarlo a tiempo es cuidarte, es comprometerte contigo y con tu gestión emocional.

¿Lo tienes o sospechas que puedes tenerlo? No dudes. Consulta a un profesional que te ayude con las estrategias adecuadas, a controlarlo y prevenir que vuelva a aparecer.

Si quieres, puedo acompañarte en este camino.

Pero sobre todo…

No dejes el cuidado de tu cuerpo y del de los tuyos para mañana.

¿Necesitas consejo o no sabes por dónde empezar? Pasa, es por aquí.

Fisioterapeuta en Sevilla Marta Pichardo

Marta Pichardo
Fisioterapeuta col. nº4150

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