Marta Pichardo

Sesión 2 de Rolfing: Mis pies firmes y equilibrados

En esta entrada nuestra «paciente anónima» nos cuenta cómo ha sido su 2ª sesión de Rolfing, donde conseguimos que sienta sus pies firmes y equilibrados.

Espero que disfrutárais con el primer post, ¡y más todavía con este! Allá vamos:

En el post sobre mi primera sesión de Rolfing, conté cómo me sentía antes de comenzar, cuáles eran mis objetivos y qué experimenté durante la sesión. Hoy os cuento cómo me he sentido los días después y por supuesto todo acerca de mi segunda sesión.

Cuando llegué Marta me preguntó cómo me había sentido desde la última vez que nos vimos. Le expliqué como me sorprendió haber notado sus manos en mi espalda tras terminar, ya que jamás antes me había sucedido esto después de darme un masaje. También en estos días había notado cambios en el reparto de mi peso en ambos pies.

Como os comenté en el primer post yo tenía la necesidad de apoyar el peso en el pie derecho para descansar cuando estaba parada, no sentía el apoyo en ambos pies equilibrado. Sinceramente no he estado muy pendiente (ya que Marta me dijo que no me obsesionara e hiciera mi vida normal), pero un día esperando mi turno en la cola del supermercado, me llamó la atención estar en reposo sintiendo el peso repartido en los dos pies. No lo había hecho queriendo, lo hice sin darme cuenta. También le dije que había notado que mis rodillas se juntaban un poco, sobre todo al agacharme. Me pidió que le mostrase cómo me ponía de cuclillas y me enseñó a hacerlo correctamente para no dañarme las rodillas ni la espalda.

Comenzamos con la valoración de mi postura y esas pequeñas anomalías que encontramos en la sesión anterior. Me explicó, y lo vi muy lógico, que así empezaríamos todas las sesiones para ir viendo mi evolución. ¿Cómo te sientes? me preguntó, yo rápidamente hice mención al brazo derecho, que seguía rozando mi cuerpo.

Marta me dijo que era normal sentirlo así a pesar de haberme ido de la primera sesión notándolo mucho mejor. Lo mismo me sucedió con el apoyo de mis pies, el izquierdo seguía recibiendo más peso delante y el derecho detrás, en el talón. Veremos qué pasa en esta segunda sesión…

Tras anotarlo todo, me pidió que me tumbase en la camilla, hoy trabajaríamos piernas y pies. Me colocó una manta para no pasar frio (un buen detalle) y dejó al descubierto de rodillas para abajo. Me avisó que quizá sería un poco molesto, y desde luego no se equivocó.

Comenzó con los gemelos. Como sé que es algo que no estamos acostumbrados a explicar intento que me entendáis en un idioma que hablemos todos, es como si tuviera un hilo muy tenso justo en medio de los gemelos, el cual trabajaba con sus manos de arriba hacia abajo muy lentamente. Aquí la sensación para mí fue muy agradable, sentí como una descarga de peso y un alivio.

Pies firmes y equilibradosLuego pasó a los pies. Si los gemelos fueron agradables, esto casi todo lo contrario, aunque muy corto y soportable. Comenzó con el empeine y la planta del pie, hasta ahí todo perfecto, el momento más incómodo llegó con el talón, nos reímos mucho ya que bromeé con la fuerza que tiene en sus dedos, los sentí como si estuvieran tratando desde dentro, algo muy profundo.

Terminamos con cada pie realizando un pequeño movimiento de arriba a abajo, pero sin mover la rodilla, parece que no, pero esto es algo realmente difícil, tanto que me sentía orgullosa cuando Marta me motivaba al hacerlo bien. Una cosa que me encanta de Rolfing, es sentir las diferentes partes de mi cuerpo, ¿estaré ganando consciencia corporal?

En los pies se llevó gran parte de la sesión. Suelo aprovechar cuando Marta está en cada zona y me vienen preguntas a la cabeza. Son cuestiones que se me van ocurriendo sobre la marcha y veo que ella va escuchando mis preocupaciones y me va dando consejos o soluciones.

En los pies, por ejemplo, le pregunté si tenía juanetes ya que, a veces, noto que en esa zona los zapatos de tacón me molestan bastante. Obviamente me dijo que sí, claro que una molestia no viene sola de la nada, y me dijo que me pondría un ejercicio para ir corrigiéndolo además de comentarme que usar tacones no nos viene bien para los pies y por tanto para el resto del cuerpo.

Tras los pies pasó a los muslos, aquí estaba un poco expectante. Días antes había estado en el gimnasio y traía unas agujetas espantosas en esa zona. Me tranquilizó diciéndome que, aunque me molestaría, me encontraría mucho mejor. Yo no sé vosotros, pero para mí las agujetas son como una sensación donde siento mi músculo engarrotado, y ella con la presión de sus manos y brazos lo fue suavizando. Es como si el músculo estuviera hinchado y fuera desinflándolo muy poco a poco. En esta sesión, fue la zona que más agradecí, ya que la traía dañada y noté un gran alivio.  

Cuando me levanté lo primero que noté fue como volvía a sentir los pies firmes y equilibrados con el peso repartido por igual. Me puso delante del espejo y tenía la misma distancia de separación entre el cuerpo y el brazo por ambos lados, lo que me hizo ponerme muy contenta ya que es uno de mis principales objetivos.

En los últimos minutos, Marta me explicó 2 ejercicios más, en este caso me puso uno para las rodillas y otro para los juanetes, es decir, para las zonas que, en mi caso, más me preocupan.

Creo que de esta sesión me quedo en como Marta va explicándome todo, en lo confiada y relajada que me siento, aunque a veces sea un poco doloroso, pero me gusta que me vaya explicando en un lenguaje comprensible lo que va haciendo y sobre todo que me escuche y valore lo que para mí es importante.

A ver qué pasa en la siguiente sesión… tengo mucha curiosidad, ¿vosotros no?

Que tengáis buena semana, ¡nos vemos en mi tercera sesión de Rolfing!

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